¿Por qué estamos en Tribuna para el Diálogo?

Con frecuencia nos llegan comentarios desde distintos frentes en los que se preguntan que es lo que mueve a un grupo de románticos a trabajar desinteresadamente en una Asociación como Tribuna para el Diálogo; incluso, en muchos casos, se cree que estamos preparando un trampolín hacia algún destino o cargo político.
Este es el motivo por el que me animo a relatar una vivencia personal que permanece imborrable en mi memoria.
Como mucha gente conoce, yo fui futbolista profesional y el fútbol me dio todo lo que soy, aunque yo también traté de devolverle lo que pude. Estoy agradecido a las muestras de cariño de todos los que me recuerdan como futbolista y estoy orgulloso de pertenecer a esta gran familia racinguista
pero, en mi fuero interno, lo que mas aprecio y de lo que estoy mas satisfecho, es de mi contribución a la POLITICA en una época en donde hubo que hacer el camino al andar y en donde todos, desde nuestras responsabilidades, hemos puesto nuestro grano de arena para que nuestros hijos vivan libres y dueños de su futuro.
Muchos recuerdos vienen a mi memoria cada 23 de febrero. Ese día del año 1981 era un día como otro cualquiera, los miembros de la Ejecutiva del partido de la  UCD en Ferrol teníamos una reunión rutinaria a las siete de la tarde y, cuando iba de camino al local del partido, me paré a tomar un café en uno de los bares de la zona y mi sorpresa fue que en la televisión estaban dando el asalto al Congreso por parte de la Guardia Civil.
Me di cuenta de que, a los numerosos clientes, la noticia solo les interesaba como curiosidad, no como un acto que podía ser transcendente para la convivencia de los españoles. Daba la impresión de que aquello no les afectaba particularmente. Habia una partida de cartas que no dejaban de jugar aunque seguían la televisión.
Desconcertado y preocupado por lo que nos podía venir encima, si esa acción tenia éxito, llegué junto a mis compañeros de partido, los cuales estaban contemplando el ir y venir apresurado de los militares en el edificio de Capitanía, pues desde nuestra sede se divisaba su entrada. Como es de suponer, en el ambiente había la sensación de que nuestra reciente democracia se desmoronaba.
Comentando lo sucedido, reflexionando sobre lo que podía pasar, transcurrieron los minutos hasta que la radio empezó a emitir música militar. En ese momento dedujimos que el golpe de Estado había triunfado. Ante esta situación  los Concejales que estaban presentes, que éramos Antonio Romero Pico (también directivo de Tribuna) y yo, asumiendo la responsabilidad por la que fuimos elegidos, nos incorporamos de inmediato al Palacio Municipal  para demostrar que la Institución Municipal, como centro político, estaba ejerciendo sus funciones.
Durante el camino desde nuestro local, cercano a Capitanía, hasta el Ayuntamiento, a través de la calle Real, la sensación de soledad, de abandono y de fracaso aún la recuerdo en estos momentos. No había nadie por las calles, había el  silencio que precede a las grandes catástrofes. Éramos los únicos que transitaban por esa zona y me di cuenta de lo duro que es, muchas veces, cumplir con una obligación.
Cuando llegamos al Consistorio estaba esperándonos el Concejal de nuestro grupo, Antonio Bastida Pozo y nos comunicó que los Concejales del Partido Comunista (entre ellos José María Cabado, hoy Vicepresidente 1º de Tribuna) y los miembros del Comité Ejecutivo del mismo partido, estaban reunidos  en uno de los salones de la primera planta. Nos reunimos con ellos y prácticamente estábamos esperando que en cualquier momento aparecieran los militares, que dábamos por hecho que vendrían, pero temiendo que grupos incontrolados aparecieran primero y cometieran algún acto de venganza. Hubo momentos de mucho pesimismo pero, a raíz de una llamada que hice al Gobernador Civil, nos tranquilizamos un poco ya que nos comunicó que el golpe aún no había triunfado y que los militares en Galicia no se habían sumado al mismo.
Esta incertidumbre duró hasta que el Rey salió en televisión y nos aseguró a todos que el golpe había fracasado, que la democracia se había salvado y con ello la convivencia de los españoles.
Al día siguiente hubo manifestaciones de apoyo a la democracia, resaltando la lucha de los ciudadanos en favor de las instituciones… ¡pero estaban los que estaban!
Este tipo de vivencias y no ambiciones de poder son las que nos han movido a poner en marcha la Asociación y trabajar a diario con el deseo de poder contribuir con nuestra experiencia al desarrollo de Ferrol y su comarca.
Arturo Otero, Presidente de Tribuna

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Chapeau, tíos!

Anónimo dijo...

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